Como sucede en todos los deportes, dentro del mundo del ciclismo existen los que se dedican de forma profesional y los que montamos en bici por pura afición, por diversión. Podríamos catalogar, mejor dicho, a dos grupos: los que compiten y los cicloturistas. Hacemos esta distinción porque cada uno entiende el ciclismo de una forma diferente, los primeros para estar lo mejor posible dentro de una clasificación, y los segundos para salir a disfrutar de un rato de la bici, participar en alguna marcha (aunque algunas ya parezcan competiciones encubiertas) y charlar con los compañeros de la grupeta. Dos formas, como decía, completamente diferentes de ver este deporte, pero con una base idéntica: el amor por el ciclismo. Es evidente que, con estas formas de ver el ciclismo, los eventos son, lógicamente, diferentes, y cada uno se adapta a las necesidades de sus participantes. Los eventos cicloturistas son eventos donde uno sale a disfrutar, y las competiciones, donde se sale a disputar.
Sin embargo, la distinción que hago en el párrafo anterior es, en muchas ocasiones, pura teoría, y la práctica, por desgracia, se distancia mucho de lo que debería ser todo en realidad. Vemos que acudimos a muchas marchas cicloturistas que no son marchas, sino puras competiciones. Eso es algo que no veo nada, nada lógico, pues si queremos competir, según la edad que tengamos, nos podemos sacar la licencia de la categoría Elite, Sub-23 o Master y competir en las competiciones que se celebran para esas categorías, pero si lo nuestro es más ir de tranquilos, con la grupeta, y picarnos de vez en cuando en alguna cuesta, está claro que lo nuestro es el cicloturismo. Pero eso de mezclar a ciclistas que van a disputar las marchas con ciclistas que van a disfrutar no lo veo lógico, siempre y cuando estemos hablando de marchas cicloturistas. Son marchas, no competiciones, y no deberíamos dejar permitir que se celebren como tal, tanto por parte de los cicloturistas puros como por parte de los organizadores.
¿Qué soluciones aportar? Bueno, quizá lo suyo sería no permitir competir en las marchas cicloturistas, no poniendo clasificaciones ni tiempos, así no se restringe a nadie la participación, pero sí se restringe el que uno salga a competir, porque, al no haber clasificaciones, no figurará en ningún lado como primer clasificado de la marcha cicloturista. Si somos muy competitivos, hay pruebas de la categoría Master que nos permitirán competir, pero no nos metamos en eventos cuyo objetivo no es la competición. En las cicloturistas sí permitiría que en algún puerto o subida larga se dejara velocidad libre para que hubiera los típicos piques entre compañeros, pero pondría una parada obligatoria arriba para reagrupar, y el que no quiera hacerla y tirar, pues que haga el resto del recorrido por su cuenta. Supongo que cuando salís en grupo y uno pincha, por poner un ejemplo, se para aunque no sea para ayudar, sí para esperarle y seguir todos juntos. Pues aquí es lo mismo, solo que en vez de hacerlo con nuestra grupeta habitual de 6, 8, 14 ó 18 compañeros, lo hacemos con un grupo de muchos más ciclistas. Para mi gusto, una marcha cicloturista no deberiá dejar de ser una salida con una grupeta grande, donde debería reinar el buen ambiente y las risas mientras sumamos kilómetros por recorridos que a lo mejor de otra forma no conoceríamos. No digo que tengamos que parar a los 400 ó 500 cicloturistas por un pinchazo de uno, para eso supongo que habrá gente de la organización dispuestos a ayudar e incluso a ofrecer la rueda de algún coche que vaya acompañando a los ciclistas para reincorporar al quedado al pelotón, pero sí convendría, o por lo menos a mi me lo parece, hacer una pequeña parada en los avituallamientos, o tras un tramo libre, los cuales, como decía, sí veo lógicos siempre y cuando sean eso, un tramo determinado donde poder desfogarnos, sin más.
Estoy defendiendo el actual formato de cicloturismo, pero, a este paso, veo que tendremos que cambiar nuestra filosofía y adaptarnos a otras, como la de atletismo. Allí se hacen carreras populares, que, básicamente, vienen a ser lo equivalente a las marchas cicloturistas del ciclismo. Yo no voy a criticar a los atletas que salen en esas pruebas a competir, y creo que el motivo es más que suficiente. Resulta que estamos hablando de carreras populares, es decir, ya se utiliza un término vinculado a la competición. En las populares atléticas, el que quiere competir, compite, y el que quiere disfrutar, disfruta. En esto se están conviertiendo nuestras marchas cicloturistas, con la salvedad de que aquí no las denominamos carreras cicloturistas, sino marchas, y mientras sigamos utilizando ese término, yo defenderé lo de salir como un domingo más en las cicloturistas. Y, si os digo la verdad, no me apetecería nada que las marchas se conviertan en carreras cicloturistas. Y es que una de las desventajas del ciclismo es su peligro, acentuado cuando se trata de competir. Por eso no me gusta que las actuales marchas sean carreras encubiertas, igual que tampoco me gustaría que llegara el momento de hablar sobre carreras cicloturistas.
Y aquí descubro otro motivo por el que no me gusta que en los eventos cicloturistas se compita. El ciclismo es un deporte con cierto peligro con el tema de las caídas, y cuando uno va compitiendo, en algunas situaciones quizá se apura más de la cuenta, lo que puede provocar que besemos el suelo. Eso puede tener consecuencias muy negativas tanto para el ciclista como la organización de la prueba.
La verdad es que nos encontramos pues en una situación un poco extraña con el tema este. Si realmente queremos pruebas donde juntar cicloturistas con ciclistas que van a competir, deberíamos hacer como en atletismo, las carreras cicloturistas, que es lo que se está haciendo ahora, solo que seguimos llamando a esto marchas cicloturistas. Yo seguiré defendiendo el tipo de cicloturismo tranquilo, para disfrutar, y me parece que quien quiera competir debería ir a las competiciones, pero esto va hacia otro enfoque, hacia el del atletismo, pero mientras esto se llamen marchas cicloturistas, yo seguiré defendiéndolas. Cuando cambiemos de términos, habrá que volver a escribir otro artículo.
¿Y qué pasa con el material profesional en cicloturistas? Las bicicletas que llevan los ciclistas profesionales están diseñadas para ellos, y no veo muy lógico que nosotros como cicloturistas llevemos material muy caro que no se adapta a nuestras características. Queda muy bien poder presumir de llevar la misma bici que algunos equipos profesionales llevan en los pelotones profesionales, pero ese material, como decía, está pensado para competir, y además a buen nivel. Creo que en el mercado podemos encontrar el material que se adapta a nuestras características de cicloturistas. Nosotros como aficionados a la bicicleta no nos dedicamos de forma profesional a esto, por lo que tampoco hacemos los mismos kilómetros, ni a su velocidad. No entiendo por qué llevar bicicletas de fibra de carbono muy ligeras si nuestros objetivos no deberían ser ganar cicloturistas, sino disfrutar. Creo que las bicicletas tope de gama para nosotros, los cicloturistas, rondan los 1500 euros, pero podemos encontrar material para la práctica de nuestro deporte por mucho menos precio, y quizá por 1000 euros también podemos encontrar una buena bicicleta. Los profesionales pueden llegar a completar anualmente 30000-35000 kilómetros, algo prácticamente imposible para un cicloturista, más que nada porque, al no dedicarnos de forma profesional a esto, disponemos de mucho menos tiempo para entrenar, y al no tener la obligación de rendir en las marchas cicloturistas, puede que incluso nos saltemos alguna salida por simple pereza, y es que si para nosotros es casi imposible completar los kilómetros anuales de cualquier profesional, para ellos es imposible no entrenar un día por pereza. Bueno, por lo menos, alguna ventaja teníamos que tener... Fuera bromas, está claro que con tantos kilómetros anuales y, además, a medias que rondan en varias ocasiones los más de 40 km/h, y donde cualquier segundo cuenta, necesitamos un buen material que sepamos nos va a responder en cualquier situación. Para eso están las bicicletas que no llegan a 7 kilos, que son las de los profesionales. Pero nosotros ni hacemos 30000 kilómetros anuales ni sacamos medias de 45, así que no hace falta que nos gastemos 6000, 7000 u 8000 euros en una bicicleta cuando por precios entre 900 y 1500 euros tenemos un amplio abanico de bicicletas adaptadas a nuestras necesidades. Otra cosa es que desde las marcas nos intenten vender el material profesional, pues ellos seguro que sacan más beneficio económico vendiendo las bicicletas de 6000 euros que las de 1500 y aquí, como siempre, se trata de sacar el mayor partido posible para la marca. Pero no seamos tontos, no nos dejemos engañar, y saquemos nosotros nuestras ventajas económicas también.
También estamos viendo cómo la tecnología en temas de GPS va evolucionando. Polar, Garmin, Sigma... van sacando modelos cada vez más sofisticados de pulsómetros y GPS. Yo soy partidario del uso del pulsómetro a nivel cicloturista, pero siempre y cuando todo sea fácil de leer para que su entendimiento sea sencillo, pero también tengo la sensación de que esto se está complicando demasiado. Quizá los modelos de pulsómetros integrados a GPS, que permiten ver velocidad, cadencia de pedaleo, temperatura, altímetro, pulsaciones, ruta hecha, seguir rutas... se están "profesionalizando" demasiado, y creo que hemos llegado a un punto en el que, para entender ciertos parámetros, ya necesitamos a un entendido que nos simplique los datos que nos aportan estos aparatos. Una vez más, debemos saber cuál es el producto que más se adapta a nuestras necesidades deportivas. En este aspecto, creo que tampoco debemos complicarnos en exceso. Con un pulsómetro simple podemos obtener bastantes datos, y con algunos GPS aun es relativamente fácil controlar el pulso sin grandes complicaciones, aunque cada vez es más difícil ver un aparato fácil de utilizar.
En definitiva, vamos a usar el material ciclista según nuestras necesidades, y vamos a ver si entre todos conseguimos separar el cicloturismo de la competición.