Desde el mes de agosto de este 2011 soy el afortunado poseedor de una BH Trail Racer 9.4 del año 2011. La bici entra dentro de las que llaman XC o Trail, con suspensión tanto delantera como trasera y un cuadro de aluminio. Acaba de cumplir 1.000 kilómetros de funcionamiento intachable, y eso sin haber tenido que realizar ninguna intervención en ella desde la puesta en marcha inicial. Vayamos parte por parte:
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Cuadro: BH Trail Racer Alu/Carbon. Lo de Carbon debe ser para la publicidad porque a mí me parece que todo, incluida la pieza de color negro del basculante, es aluminio. Está muy bien pintado y la pintura parece resistente, todavía no tiene marcas al contacto con las piedras, el barro y las arenas de las tierras zamoranas. Una pequeña pega es que cuando el amortiguador va suelto el basculante cede y te puedes dar en la parte trasera de los gemelos al pedalear. Al principio resulta extraño pero luego te acostumbras porque el roce, es muy pequeño.
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Amortiguador: Fox Float RP2. Tiene dos posiciones: Propedal y abierto. En la primera el amortiguador va prácticamente bloqueado y se libera cuando pillamos un bache. en la segunda va suelto, funcionando como si fuese un muelle de una forma similar a la de la horquilla delantera. Tiene también un aro para regular el rebote, y el grado de dureza se regula en función de la cantidad de aire que le hayamos puesto. Para inflarlo requiere de una bomba especial de alta presión que no se suministra con la bici y que cuesta la friolera de 30 euros, o más si compras la de la propia marca. Es muy delicado, y respetar el mantenimiento que establece la marca sería costosísimo. De momento funciona correctamente.
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Horquilla: Suntour Raidon Air. Tiene bloqueo en el manillar y funciona por aire. No permite regulación del rebote y sólo podemos modificar el grado de dureza actuando sobre la presión de aire que le suministremos, como ocurría con el amortiguador. En un principio el mecánico me la dejó muy dura y la bici era difícil de controlar porque botaba mucho. Después le quitamos aire y la dejamos demasiado blanda con lo que cada vez que me ponia de pie se hundía casi a tope. Ahora la hemos inflado a 95 y parece que hemos dado con el punto. Quizás es el punto más débil de esta bici, creo que por los 1.699 euros de tarifa que le asignaron podrían habernos puesto una Rock Shox Recon.
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Dirección : FSA. Nada que reseñar. No es como las direcciones antiguas, que se desajustaban y había que andar con una tuerca y la otra.
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Palancas: Shimano SLX. Muy ergonómicas y suaves de accionar. Me resultó sorprendente comprobar que el gatillo pequeño del cambio del piñón podía accionarse tanto hacia adelante como hacia atrás.
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Frenos: Shimano M445. Mira que tenía mis dudas sobre los discos. Había oído chirridos de todos los tamaños, formas y colores, y había probado bicis con una frenada brusca muy difícil de modular. No es el caso ni de lo uno ni de lo otro. Van suavecitos, no chirrían y responden muy favorablemente a las diferencias de presión en la palanca. Tal vez el disco sea un poco pequeño y se calienten en bajadas muy pronunciadas, pero de momento han cumplido su función con nota.
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Cambio: Shimano SLX. Nada que objetar, digiere perfectamente lo de las 10 velocidades sin ningún problema.
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Desviador: Shimano SLX. En los primeros 500 kilómetros le costaba bajar la cadena al plato pequeño y en algunas ocasiones se me salió por fuera. Con el paso del tiempo, y sin ningún ajuste, ahora va impresionantemente preciso.
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Cassette: Shimano SLX 10V. Parece mentira que no se rompan las coronas tan estrechas, pero así es.
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Bielas: Shimano M552 (42, 32, 24): Pecan un poco de pobres, yo creo que lo suyo habrían sido al menos unas Deore de las de antes. Vienen en color negro, pero a los 1000 kilómetros ya se les ve el aluminio por debajo al haber rozado con la zapatilla.
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Cadena: Shimano SLX 10V. Me váis a perdonar, pero esto de que una cadena de 30 euros dure 1.000 kilómetros, o 1.200 a lo sumo, me parece un timo como una catedral, lo mismo que me ocurre con la de carretera (la última me duró 2.800 kilómetros antes de romperse). Ha funcionado perfectamente, ha cumplido con su misión, pero hoy se ha ido al taller a ser sustituida por una nueva.
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Manillar: Titan Lite. Es muy ancho, pero siempre puedes estrecharlo con una sierra. No sé por qué les ha dado por hacerlos ahora con diferente espesor en el centro y los extremos, lo que dificulta la tarea de poner luces y cuentakilómetros. Supongo que se darán cuenta y volverán a los antiguos que eran mucho más prácticos.
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Sillín: Prologó. Un poco duro, pero ¿a quién le preocupa si debajo tenemos una suspensión trasera? Con el paso de los kilómetros te acostumbras a él y se va bien.
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Ruedas: DT Swiss. En el folleto de BH vienen unas Shimano, pero mi bici vino calzada con las otras. Su mayor inconveniente es la válvula estrecha, todavía minoritaria en el mundo de las ruedas gordas. Una opción es agrandar el agujero con una broca de 8,5, y otra es pagar un poco más por las cámaras con el moco antipinchazos además de llevar un adaptador a válvula presta para poder inflarlas en la gasolinera.
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Cubiertas: Continental. Son un poco más anchas que las de 1,95 que llevaba anteriormente y ahora que me he acostumbrado a ellas dan mayor sensación de seguridad pero en un principio tenía la impresión de que la bici no giraba en las curvas, lo que al parecer se debe más a la respuesta diferente que tiene por la suspensión trasera que a las cubiertas mismas. Ya os contaré cuántos kilómetros me han durado.
Por último unas pequeñas notas sobre el comportamiento. En general supone una mejora sustancial sobre la calidad de marcha en relación a mi anterior Mountain Bike de suspensión delantera, pero también es cierto que es mucho más lenta de reacciones. Con la doble te puedes olvidar de acelerar rápido en un pique con los amiguetes por muy en propedal que vayas. También cuesta acostumbrarse en un principio a los giros, tienes la impresión de que vas a tomar la curva recta, pero es algo que superas fácilmente con el paso de los kilómetros. A cambio, ganas en comodidad y muchísimo en seguridad. Es increíble la sensación que tienes cuando entras en un bache de aquellos que te animarían a saltar por encima del manillar en marcha y ves que la bici cede y se lo traga.
Vamos, que estoy encantado con ella. Veremos qué digo cuando lleguemos a los 5.000 kilómetros, pero para eso falta tiempo.
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