Me parece increíble que, viendo vídeos y noticias de otras épocas de ciclismo, me llama la atención que los ciclistas han cambiado mucho, pero... Depende para quién, esste cambio está bien o no.
Me llama la atención que los ciclistas de la época de Hinault, Bahamontes, Merckx, Tamames, e incluso la de Miguel y Prudencio Indurian, Marino Lejarreta, Julián Gorospe, Perico Delgado, etc, tenían todos mucha más iniciativa, cosa que al expectador le gusta, mientras que ahora, no sé si por el famoso pinganillo, no sucede. El espectador quiere espectáculo en las carreras, quiere ver cómo sufren los ciclistas subiendo puertos y ver cómo se sacan los unos a los otros los ojos. En aquella época de Peio Ruiz Cabesany, Indurain, Perico, Hinault, Tamames, etc, todos y cada uno de ellos iban con esas intenciones. Ahora, cada uno se centra en una competición específica, en unas etapas específicas y ya está.
Pero, de todas formas, creo que el ciclista actual tiene menos inciativa que el de hace unos años. ¿La razón? Es sencilla: ahora son los directores que van en los coches los que tienen que decirles absolutamente todo, mientras que, hace años, sin el pinganillo, los corredores se las apañaban para tener información sobre la carrera. El director, cuando veía que la cosa estaba difícil, sacaba la cabeza por la ventana y les daba las órdenes así.
Por suerte, en algo hemos mejorado, y es en la salud y en el material de los ciclistas. Si alguno ha leído la entrevista que le hize en enero a Francisco Chico Pérez, verá que ambos pensamos lo mismo: ahora, por lo menos, todos tienen seguriad social.
Aún así, tanto los ciclistas de aquella época como la de esta necesitan una cosa: más respeto. Aunque, según estudios, hay más bicicletas que balones en las casas de los españoles, la gente nos toma por unos estorbos.
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