Mientras esperamos a que Alejandro ponga esta noche una interesantísima entrevista que ha realizado a un personaje de gran actualidad, he conseguido su permiso para hacer la crónica de la XXX Marcha Cicloturista Ciudad de Valladolid, a la que acudí ayer 18 de septiembre de 2011.
La marcha había sido convocada por el Club Ciclista Santamaría con un recorrido de ida y vuelta por la misma carretera hasta Nava del Rey, en total unos 106 kilómetros según el GPS de mi móvil. El trayecto era un poco diferente del propuesto originalmente, que tenía unos 109 kilómetros y se desviaba por Valdestillas al regreso.
La salida estaba prevista a las 9 de la mañana desde el Polideportivo Maristas situado en la calle Joaquín Velasco Martín de Valladolid. En los alrededores había sitio suficiente para aparcar y los que íbamos de fuera teníamos la posibilidad de realizar las inscripciones en el mismo día. Allí recibíamos una barrita de fresa y un pico que tenían la misión de endulzarnos la mañana. Partimos a las 9 y 8 minutos aproximadamente, y fuimos agrupados hasta el inicio del tramo libre en la localidad de Rueda donde alguien de la organización nos explicó la obligatoriedad de ir siempre por el carril derecho y algunas cosas más que no escuché por encontrarme algo alejado. Hasta entonces fuimos a una velocidad media aproximada de 29 kilómetros por hora, lo que nos permitía marchar de forma cómoda y sin apelotonarnos.
El inicio del tramo libre fue casi terrible. Comenzaba en un repecho, allí los que andaban pusieron pies en polvorosa y los que no... pues nos quedamos para atrás. Hubo un momento en que la imagen era digna de verse con el pelotón ocupando íntegramente el carril izquierdo de la calzada y los cuatro o cinco primeros enfilados en el derecho, pero la organización deshizo el entuerto con toda la rapidez que pudo y no hubo que lamentar males mayores en ese momento. Hasta Rueda sólo hubo que lamentar una caída que pareció saldarse con unos aparatosos vendajes en codos y rodilla, y que según me comentaron dos de los implicados tuvo que ver con que alguien no tuvo la habilidad necesaria para ir situado en las posiciones delanteras de una marcha de estas características y movió la bici de tal modo que les hizo caer.
Una vez en Nava del Rey reagrupamos y, supongo que en relación con la caída y como prevención de otros incidentes de ese tipo, los miembros de la organización decidieron llevarnos nuevamente agrupados hasta Valladolid. Paramos en Rueda a avituallarnos (frugales viandas, por Tutatis), donde estuve admirando una Pinarello FP7 que casi cambio por mi BH Contour, trueque que no se llevó a cabo cuando descubrí en el recorrido de regreso que también había que darle pedales.
El regreso por la misma carretera tuvo la peculiaridad de que el aire volvió a darnos de costado, como a la ida pero del otro lado, con lo que se refuerza la certeza del aserto de Perico que dice que "en la bicicleta todo da por el culo menos el aire". Entrando en Valladolid recuerdo el comentario de una de las dos féminas que pude ver a lo largo del recorrido que hablaba de lo maravilloso que resultaba montar en bici cuando el tráfico está tan controlado, y ya en las calles de la ciudad lo impresionante que resulta ver el Paseo Zorrilla sin coches en nuestro carril. Qué bonito es ir en bici.
A la llegada había duchas, un pequeño sorteo en el que alguno se llevó un jamón, bolsa de corredor con una botella de vino, unas poleras, y un cuenco para comernos las alubias, duchas y comida para todos aunque me temo que en el cálculo de las cantidades quizás se quedaron un poco cortos o yo llegué demasiado tarde al evento por aquello de que me gusta tener las duchas para mí solo. Es de reseñar que como habíamos pasado la mayor parte de la mañana sentados en nuestros sillines tuvieron la gentileza de preparar las viandas para que las degustásemos a pie firme, lo que seguro agradecieron nuestros traseros.
Terminamos pronto, a eso de las 14:30 horas ya nos habíamos marchado la mayoría de los mochuelos a nuestros olivos.
Lo mejor de la marcha tuvo lugar durante el recorrido con un autobús escoba que parecía un hotel de cinco estrellas, un gran número de motocicletas que nos acompañaban y que se situaban estratégicamente en los cruces y permitiendo que tuviéramos la sensación de que el tráfico estaba semicortado, la actitud de la Guardia Civil que (creo) comprendió perfectamente en qué consiste una prueba de estas características, y el paso al que nos llevaron la gente del Club Ciclista Santamaría permitiendo que fuésemos juntos pero no apretujados. También la capacidad para adaptarse que mostraron al modificar el recorrido y la longitud de los tramos libres, supongo que al haber percibido la falta de seguridad que se podía producir en las posiciones delanteras del pelotón.
Lo mejorable sería, sin duda alguna, la frugalidad de los avituallamientos. Creo que es la primera marcha cicloturista a la que voy en la que tenemos peras y naranjas, pero no hay plátanos. Lo del plátano tiene su importancia, y mira que a mí no me gustan nada. Aparte de la fruta teníamos las barritas y los picos, que no es que estuvieran mal pero apetecía algo un poco más variado, y en las bebidas todavía siguen comprando Aquarius en vez de las botellas de litro y medio del hipermercado de la esquina que suponen un considerable ahorro económico que pueden emplear para comprar pastelitos, por ejemplo. También habría puesto en la comida del final algunas croquetas y algunos trozos de empanada más...
También, y esto no tiene nada que ver con la organización sino con nosotros mismos, mejoraría la actitud de los integrantes del pelotón que olvidan que es una marcha cicloturista y no una carrera, lo que obliga a que circulen por el carril derecho, obligación que se salta a la torera de modo habitual y que genera importantes problemas a no pocos organizadores de este tipo de eventos. No, señores, si el viento sopla de costado derecho pues vamos en fila los que quepamos en el carril y los que no... pues a sudar un poco más la camiseta que a eso hemos ido, ¿no?
A esta también vuelvo al año que viene, es auténtico cicloturismo al estilo castellano-leonés.
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