El ciclista abulense, del que soy un gran admirador, sufre una hernia discal desde el pasado Giro de Italia, más concretamente desde la séptima etapa.
Carlos lo conoce desde ayer por la mañana, gracias al resultado de la resonancia magnética, que aquella lesión de espalda en una de las caídas del Giro le iba a traer problemas. Esta lesión está poniendo en duda su participación en la carrera que ganó en el 2008, el Tour de Francia.
"Lo único que tengo claro ahora mismo es que, en teoría, tengo tiempo para recuperarme y poder estar en el Tour, pero tampoco quiero obsesionarme con anda. Coincido con lo que ha dicho el mánanger del equipo: lo más importante es mi salud y poder hacer mi trabajo en condiciones normales. No pienso ir lastrado al Tour desde el primer día. Si al final tomo la salida será porque no tengo ninguna molestia", ha manifestado el del Cervélo.
Ayer estuvo con si fisioterapeuta. Dice que "él es optimista. Piensa que con su trabajo puede controlar el espacio para que el disco no roce con el núcleo nervioso. "Dice que con una serie de ejercicios, una alimentación adecuada y una buena recuperación podemos conseguirlo", ha dicho Carlos.
Para el de El Barraco, esta semana es importantísima. "Vamos a ver cómo van las manipulaciones con el fisio. Puedo sacrificar unos días de entrenamietos más, pero tampoco muchos. No quiero hacer ningún tipo de presagio sin saberlo. Yo quiero correr el Tour, pero estos dolores tienen que desaparecer para que eso sea posible. La zona del golpe ha mejorado porque no estoy haciendo los esfuerzos que hacía en el Giro, pero me lo quier tomar con tranquilidad, sin imponerme ninguna meta".
ASÍ ES EL GIRO CON UNA HERNIA
Carlos estuvo, como dije antes, desde la séptima etapa con la hernia discal. Se le torció todo. En la segunda etapa ya estuvo en el suelo. “Fue una caída dura. Se iba muy deprisa y recibí un golpe muy fuerte del corredor que venía por detrás, al que no le dio tiempo a frenar. Eso provovó que las caderas y las últimas vértebras lumbares sufrieran un desplazamiento", dice el abulense. “Llegué al autobús del equipo con fuertes dolores en la zona lumbar. El fisio trató de colocar las caderas, la pelvis y las últimas vértebras lumbares sin mucha fortuna, porque estaba todo muy inflamado y era muy difícil descontracturarlo”, añade.
Al día siguiente no podía hacer fuerza. “Quería ir para alante pero no podía. Me sentía impotente, pero al mismo tiempo feliz porque perder 45 segundos cuando podía haber perdido ocho o diez minutos, para mí fue una satisfacción muy grande”.
Pero, el día de descanso estuvo con el fisio y así poder desbloquearle las vértebras y darle la movilidad. “Eso me sirvió, aunque sufrí mucho y sólo pude pasar al relevo, para poder estar en la contrarreloj por equipos con mis compañeros”.
Pero en la séptima etapa llegó lo malo. “Rápidamente noté que me había hecho daño, tanto en el gemelo izquierdo como en la espalda. Sobre todo en la herida. Un corte profundo, con pérdida de carne, en la última vértebra lumbar. Cuando estás caliente, notas las molestias pero no te das cuenta de la realidad, pero cuando cuando llegué al hotel el fisio comprobó que tenía un fuerte golpe en la zona lumbar, tanto pelvis, como cadera, como vértebras en malas condiciones. Poco a poco me fue manipulando de forma suave para no hacerme más daño del que ya tenía. Al día siguiente en el Terminillo acabé satisfecho al perder poco más de un minuto con los mejores, porque en un puerto de esas características sin poder hacer fuerza, la verdad es que es una sensación francamente mala. Al día siguiente tuve el pinchazo y, aunque ya tenía muchas ganas, seguía sin poder desarrollar la fuerza que yo quería hacer sobre la bicicleta. Sobre todo arrastraba muchas molestias lumbares”, relata Sastre.
“Después de la caída de la séptima etapa sentía como si tuviera un puñal clavado en el costado, por encima de la cadera izquierda, y notaba radiaciones que me bajaban por ambas piernas, tanto por el cuádricep exterior como por la parte exterior de la pierna hasta los tobillos. En esas condiciones hice hasta la etapa del Zoncolan prácticamente. Tuve que abrir las calas de las zapatillas y dejarlas completamente sueltas porque al llevar los pies rectos me provocaba un fuerte dolor en los glúteos, porque me estaba presionando el nervio ciático y me impedía pedalear con facilidad”, continúa.
Pero, a partir del día de descanso notó cierta mejoría: la espalda no la sentía tan bloqueda pero a nivel muscular veía que no trabajaba en las condiciones idóneas. “Todo esto ha provocado que no me encontrase bien en todo el Giro de Italia, independientemente de que hubiera llegado con pocos días de competición, que a lo mejor puede haber influido también en el resultado".
No hay comentarios:
Publicar un comentario