viernes, 7 de septiembre de 2012

De espectáculo y sufrimiento va el asunto

Por lo general, entendemos que en este deporte, en las etapas solo habrá espectáculo si son duras, si vemos a los ciclistas retorcerse encima de la bici como pocas veces y echándolo todo por llegar arriba del todo en los puertos interminables. Esto no tiene por qué ser así. Una etapa puede ser entretenida sin que su dureza llegue a extremos inhumanos, éso tiene que estar claro. Vale, posiblemente una etapa completamente llana y con cierta tendencia a bajar no sería entretenida para nadie, incluidos los ciclistas, pero lo que está claro es que las rampas del 29% son algo exageradas.
Quizá se me halla notado demasiado que voy a hablar algo de esta Vuelta a España, ¿no? La etapa del otro día del Cuitu Negru se tenía como algo impresionante, una etapa que daría un espectáculo inmenso. Personalmente, creo que no fue así. Creo que si el aficionado buscaba algo impresionante, tendría que haber visto tres cosas: las rampas, las pulsaciones que el ciclista llevaba por ellas y el desarrollo (con piñones bastante grandes) que tenían que llevar los corredores. Ya solo éso habla de la excesiva dureza del recorrido, sobre todo en el famoso Cuitu Negru. Era temible ver cómo los ciclistas se retorcían encima de las bicicletas para poder llegar arriba. Quitando alguna que otra opinión, por lo general las opiniones eran igual entre los corredores: demasiada dureza. Alguno incluso pensó en bajarse... Ya no solo esto del Cuitu Negru, poco tiempo antes hubo rampas del 29%. ¿Dónde queremos llegar con la dureza? Me remito a lo que comentaba arriba de las etapas espectaculares. Muchos espectadores habían marcado estas etapas como unas increíbles, llenas de espectáculo deportivo. Pero resulta que los importantes se reservaban un poco y en una etapa que parecía a simple vista tranquila, donde no sucedería nada, casi de transición, saltó la liebre y hubo un cambio de líder con escapada incluida de 50 kilómetros. Aquí se preparó una buena, con el pelotón partido en muchos trozos. Por desgracia, muchos aficionados, creyendo que no pasaría nada, no la vieron. Así se demuestra que no porque la etapa sea muy dura tiene que haber espectáculo.
Creo que deberíamos valorar más las etapas, controlando la dureza. Los ciclistas nos recompensarán.

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