jueves, 23 de septiembre de 2010

Prueba BH Contour 6.4, 6000 kilómetros



Ya hace más de un mes, coincidiendo con la II Ciclomarcha Carlos Sastre, que mi BH Contour 6.4 cumplió los 6.000 kilómetros, pero he pospuesto la prueba durante todo este tiempo para probar algunos cambios que hice en ella. Si queréis conocer la historia de pruebas anteriores no tenéis más que buscar en Google "Amantes del ciclismo de carretera y montaña" y "prueba Bh Contour 6.4".

En general sigo estando muy satisfecho con la bici. Me ha dado muy buenos ratos y supone una mejora importante en comodidad y calidad de marcha en relación a mi antiguo cuadro de acero cromoly Columbus Gara.

Vayamos por partes:
1.-Manillar, potencia y horquilla: Siguen cumpliendo perfectamente su función. Me he acostumbrado a que el manillar es suficientemente ancho para mis hombros y a la mayor profundidad que tiene en relación al que utilizaba anteriormente.

2.- Manetas de cambio/freno: Las dos están arañadas, una de ellas fruto de una caída tonta en el carril bici y la otra no sé muy bien por qué aunque creo que tuvo que ver con una visita al taller. El caso es que la pintura que cubre el pico de la parte delantera se ha desprendido y por debajo se ve un plástico blanco. que le hace perder un poco de elegancia.

3.- Frenos: Mi opinión sobre ellos ha cambiado considerablemente tras la última prueba, hasta el extremo de que los cambié por unos Shimano 105. En las bajadas de la II Ciclomarcha Carlos Sastre me acordé de mi amigo Alberto el que me decía que no frenaban, y en algunas curvas pasé bastante miedo porque parecía que la bici no se iba a detener. Las zapatas estaban un poco desgastadas pero no tanto como para justificar la latencia de frenada, y la mejora con el cambio a las herraduras del 105 ha sido muy considerable, ahora la bici se detiene mucho antes y tengo mayor impresión de seguridad. Otras personas que tienen la misma bici también me han comentado que los frenos son una de las partes más flojas.

4.- Cuadro: Rígido y absorbente, su punto muy débil es la pintura. A nada que te descuides te cae otro rayón que no hay forma de quitar. No me explico cómo pueden haber utilizado una pintura tan vulnerable con lo resistente que es la de mi BH Sierra Nevada de MTB.

5.- Ruedas: Por fin encontré la causa del problema de ls vibraciones (ver pruebas anteriores). El tema tenía que ver con que el fondo de llanta (de un plástico bastante endeble) se desplaza hacia los lados y a veces al meter la cubierta se queda pillado de tal forma que la cubierta no asienta adecuadamente en algún tramo. Cambiadle el fondo de llanta por uno de esos de tela adhesiva y veréis cómo mejora, aunque yo sigo pensando que en ponerle los Michelin de plástico que encajaban perfectamente y no se movían.

6.- Cambios: El desviador sigue trayéndome frito, pero el tema no es tan fácil de resolver como cambiarlo ya que este sí que es el 105 original. Meter el plato grande con cierta seguridad sólo es posible en las dos coronas centrales de la piña. Habría preferido que me permitiera un margen de maniobra un poco mayor porque es un rollazo que se te salga la cadena en plena marcha cicloturista y pierdas contacto con el pelotón en el que te habías integrado, por ejemplo.


7.- Sillín: Siempre fui de San Marco, pero el Ponza no cumple ni de lejos mis expectativas. Ya me lo cambió Miguel, pero tras el estreno en la Marcha Habas Verdes de Coreses ya se habían marcado los huesos y ahora parece estar incluso más hundido de un lado que de otro. He intentado contactar con San Marco a través de su web hace un par de días, pero aún no he recibido respuesta. Creo que me voy a comprar un Prologó Kappa, que lo lleva Alejandro en su bici sin ningún problema.


8.- Pedales: Al final conseguí acoplar las calas a media temporada y ahora voy como un señor. Quizás podría quejarme de la poca duración de las calas Keo en relación a las delta antiguas, por ponerles alguna pega.

Ya os contaré cuando llegue a 10.000 kilómetros.